Queremos compartir con los amigos Hueveros del mundo nuestro orgullo por cumplir 25 Años como Club, pero aún más orgullosos de lo que hemos construido como amigos en torno a nuestra pasión por las Isettas y los microAutos.
Gracias a todos quienes han sido parte de nuestra historia durante este primer Cuarto de Siglo de amistad rescatando el pasado, para conducirlo al futuro.
Estos cuatro intrépidos no solo tienen en común ser felices dueños de un BMW Isetta, sino que también la pasión y locura por tener nuevas aventuras. Es así como decidieron emprender; al igual que lo hicieran los epañoles en la época colonial y un grupo de nuestros socios a principios de siglo, una cruzada desde la ciudad de Santiago de Chile hasta Mendoza en Argentina cruzando la Cordillera de Los Andes, impulsados por un solo pistón, 13HP y su contagiosa alegría.
De derecha a izquierda: Carlos Lillo, Marcelo Ginestar, Miguel Cabello y Charles Stone.
En la Bomba
Shell nos juntamos temprano para salir con destino al Museo. En Isetta llegamos
los hermanos Mahuzier, Bernardita y Guillermo, Marcelo, Charles y yo. Durante
el recorrido se acopló a la columna Sergio.
Alejandro
llegó muy temprano para regalarle a los socios un medidor de gasolina para las Isettas,
las que fueron muy gratamente
recibidas por todos.
Nos escoltaron Jorge y Walter; al poco andar a la Isetta de los hermanos
Mahuzier le falló el carburador y tuvo que hacer abandono del paseo.
En el Museo
nos estaba esperando el Director, señor Ricardo Gutiérrez A., quién nos dio una
grata recepción y nos ilustró sobre varios modelos de los aviones expuestos. Realizamos
el recorrido de la historia de la aviación con una muestra de aviones de fines
del siglo XIX hasta los más modernos aviones de combate de la Aviación Chilena,
además había una muestra muy interesante del viaje a la luna y la
representación del alunizaje.
En un
momento de pausa, Guillermo instaló una mesa en la parrilla de su Isetta (diseñada
y confeccionada totalmente por él) sobre la cual tomamos unos ricos cafés con
galletas y pasteles.
De regreso
Bernardita quedó en panne de triceta y tuvo que ser remolcada hasta su casa sin
mayores inconvenientes.
Como
siempre, fue una salida de mucha camaradería y entretención de unos 50
kilómetros.
Este domingo 14 de julio, nos reunimos temprano en la Bomba para salir con destino al Museo Ferroviario, ubicado en el Parque Quinta Normal de Santiago. A la Bomba llegaron los hermanos Mahuzier, Matías, Pedro con su hijo Arturo, el Presidente y yo. A las 10 horas en punto, salimos con destino al Museo.
En el camino se nos acoplaron Jorge y Sergio. Llegamos al Museo a las 11 horas y nos estaba esperando Cristián Soto, Guía del Museo, quien nos acompañó todo el recorrido explicándonos las distintas locomotoras su historia, procedencia y potencia. Fue muy entretenido y ameno.
Lamentamos la inasistencia de los otros Socios y amigos, en especial de José Miguel que estaba de Cumpleaños.
Este helado
domingo de otoño contrastó con lo cálido de la amistad y camaradería de los
Socios e invitados que llegaron a la reunión.
La salida estuvo muy concurrida con varios invitados: Bernardita García, Marcelo Ginestar, Charles Stone y Marcos Urzúa. De ellos creemos justo resaltar a Bernardita, que tenia recuerdos de su primera Isetta regalada por Guillermo, su cónyuge, para el nacimiento de su primer hijo. Años después quedó la Isetta en desuso en un rincón del patio y su primogénito la vendió, porque no le intereso el proyecto. Transcurrieron muchos años y la nostalgia de Bernardita por su Isetta iba creciendo, pero hace 11 años Guillermo buscó y buscó hasta que encontró una desarmada que requería de mucho cariño para revivirla. Después de 11 años revivió y Bernardita se presentó, con tenida de gala, camisa celeste y jeans, a la reunión mensual del Club de Isettas de Chile con su Isetta restaurada.
Reunidos
todos en la Bomba Shell, salimos con destino al Templo Bahai ubicado en la
comuna de Peñalolén, en los faldeos de la cordillera de Los Andes.
Después de
un largo recorrido por las calles de Santiago empezamos a subir hacia el Templo
por una ruta muy empinada donde debíamos esforzar la caja de cambios en algunos
tramos en segunda, pero eso no era todo, al llegar a la base del cerro nos
quedaba lo peor; dos kilómetros de una subida muy empinada y sinuosa que había
que hacerla en primera todo el recorrido. Fue un gran esfuerzo para nuestras
Isettas y NSU, pero llegamos sin problemas a «la punta del
cerro».
Después de recorrer las instalaciones e ingresar al impresionante Templo, que sin duda merece ser visitado, bajamos a Santiago donde nos detuvimos en un restaurante a compartir una sabrosas pizzas.
En resumen
fue una salida concurrida y muy agradable, como siempre, en donde brillaron
nuestras Isettas y amistad.