Este 28 de octubre sin duda será un día inolvidable para Javier, Cristián y sus familias, porque ha llegado un nuevo Huevo a sus hogares.
La historia es larga, emocionante, triste muy triste, esperanzadora y se remonta a la llegada de Gastón junto a su Isetta amarilla (“El Patriota”) a nuestro Club y posteriormente su inconsolable partida al cielo.
Nos heredó a sus hermanos Cristián y Javier quienes adoptaron a El Patriota y le devolvieron la vida a fuerza de cariño, importaciones, perseverancia, entusiasmo, grasa en las manos, dulce sudor en la frente producto de largas horas tirados bajo él, hasta llegar al último ajuste para que pudiese volver rodar puntual y orgulloso junto a los demás Huevos del Club.
Fueron largos 10 años de constante cariño y dedicación en honor a su hermano Gastón, que seguro miraba desde allá arriba orgulloso y satisfecho la adopción de El Patriota por sus hermanos.
Pero como la vida no siempre es justa y el ser humano suele privilegiar el precio de las cosas y no su valor, hace unas semanas El Patriota que adoptaron Javier y Cristián fue vendido; sin que ellos pudiesen hacer nada para que siguiese en la familia de Gastón, como sin duda alguna habría sido el deseo imperativo de Gastón.
Pero como la vida también nos da sorpresas y aún existen Gonzalos que sí aprecian el valor de las cosas y no su precio, gracias a un fraternal gesto de los Gonzalos y a las familias de Cristián y Javier, hoy ellos tienen un nuevo Huevo al que pueden entregar todo lo aprendido con cariño en estos 10 años, para volver a jugar con un Huevo propio, que ya nadie se los podrá quitar.
Esta es la historia feliz de recuperar la ilusión y la felicidad de los hueveros del Club, de verlos nuevamente con una sonrisa profunda al volante de su nuevo Huevo.
Gracias al cielo y a la tierra por el reconocimiento del valor, sobre el precio.